jueves (Thursday)

La preparación de la novia – Semana 6

La novia como guerrero corporativo

Versículos relacionados
Efesios 6:10
10 Por lo demás, fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza.

Efesios 1:19-22
19 y cuál la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de Su fuerza,
20 que hizo operar en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a Su diestra en los lugares celestiales,
21 por encima de todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
22 y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,

Cantares 4:4
4 Tu cuello es como la torre de David, / edificada para armería: / mil broqueles están colgados en ella, / todos escudos de hombres valientes.

Cantares 7:4
4 Tu cuello es como torre de marfil; / tus ojos, como los estanques de Hesbón / junto a la puerta de Bat-rabim; / tu nariz, como la torre del Líbano, / que mira hacia Damasco.

Colosenses 1:13
13 el cual nos ha librado de la autoridad de las tinieblas, y trasladado al reino del Hijo de Su amor,

Daniel 10:20
20 Entonces dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Y ahora volveré a combatir contra el príncipe de Persia; yo salgo, y he aquí que el príncipe de Javán está por venir.

Lectura relacionada
La palabra griega traducida “fortaleceos” en Efesios 6:10 tiene la misma raíz que la palabra poder hallada en 1:19. Para hacer frente al enemigo de Dios, para pelear contra las huestes malignas de las tinieblas, necesitamos ser fortalecidos con la grandeza del poder que levantó a Cristo de entre los muertos y lo sentó en los lugares celestiales, por encima de todos los espíritus malignos del aire. El hecho de que debemos ser fortalecidos en el Señor indica que en la batalla espiritual contra Satanás y su reino maligno sólo podemos pelear en el Señor, no en nosotros mismos. Cada vez que estamos en nosotros mismos, estamos derrotados.

La exhortación a ser fortalecidos implica que necesitamos ejercitar nuestra voluntad. Si deseamos ser fortalecidos para la batalla espiritual, nuestra voluntad tiene que ser fuerte y ejercitada. No debemos ser como medusas, es decir, no debemos ser pusilánimes ni vacilantes. De hecho, los de voluntad firme se arrepienten con más facilidad. Consideremos a Saulo de Tarso como ejemplo. Mientras se dirigía a Damasco con la intención de arrestar a todos los que invocaban el nombre del Señor Jesús, el Señor lo capturó a él. Puesto que Saulo tenía una voluntad tan firme, él pudo tener un arrepentimiento firme. (Estudio-vida de Efesios, pág. 536)

Dios, además de preservar nuestra conciencia, soberanamente ha preservado también nuestra voluntad … Es posible que equivocadamente pensemos que es difícil predicarle el evangelio a una persona de voluntad fuerte. Pero según mi experiencia, los que fueron salvos por mi predicación del evangelio fueron en su mayoría personas de voluntad fuerte y de decisión firme. Tener una voluntad así puede ser favorable en el arrepentimiento. El arrepentimiento requiere el ejercicio de la voluntad. Asimismo, el ser fortalecidos también involucra nuestra voluntad.

El hecho de que necesitamos ser fortalecidos en el Señor indica que no podemos pelear la batalla espiritual en nosotros mismos; sólo podemos luchar en el Señor y en el poder de Su fuerza. En Efesios 6:10 Pablo se refiere a la fortaleza, al poder y a la fuerza. Primero somos fortalecidos por el poder que levantó a Cristo de los muertos y que lo dio por Cabeza sobre todas las cosas; luego conocemos el poder y la fuerza de Dios.

La frase sangre y carne [v. 12] se refiere a los hombres. Detrás de los hombres de sangre y carne están las huestes malignas del diablo, las cuales pelean contra el propósito de Dios. Así que, nuestra lucha, nuestra batalla, no debe ser contra los hombres, sino contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.

Los que estamos en el recobro del Señor debemos darnos cuenta de que la batalla espiritual no se libra contra los hombres. Aun cuando los hombres le causen daño al recobro, no debemos pelear contra ellos. Detrás de ellos, y por encima de ellos, se encuentran los poderes malignos.

Los principados, las autoridades y los gobernadores del mundo de estas tinieblas son los ángeles rebeldes, quienes siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios y que ahora gobiernan en las regiones celestes sobre las naciones del mundo, como por ejemplo, el príncipe de Persia y el príncipe de Grecia, los cuales se mencionan en Daniel 10:20.

En Efesios 6:12 Pablo también habla de las “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. La expresión las regiones celestes se refiere al aire (2:2). Satanás y sus huestes espirituales de maldad están en el aire, pero nosotros estamos sentados en el tercer cielo, por encima de ellos (v. 6). Al librar una batalla, es de crucial importancia estratégica tener una posición superior. Satanás y sus huestes malignas están debajo de nosotros y están destinados a ser derrotados por nosotros.

Por tanto, la lucha que se libra entre la iglesia y Satanás es una batalla entre nosotros, los que amamos al Señor y estamos en Su iglesia, y los poderes malignos en las regiones celestes. Aparentemente, las personas de carne y sangre son las que le causan daño a la iglesia, pero en realidad son Satanás y sus ángeles malignos los que trabajan detrás de los que causan el daño. Por tanto, debemos luchar contra esas huestes espirituales. (Estudio-vida de Efesios, págs. 536-537, 539-540)

Lectura adicional: Estudio-vida de Éxodo, mensaje 156

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