EXPERIMENTAR, DISFRUTAR
Y EXPRESAR A CRISTO (1) – SEMANA 10
La gloria y la glorificación
según son reveladas en el Evangelio de Juan
Versículos relacionados
Romanos 3:23-25
23 porque todos han pecado, y carecen de la gloria de Dios,
24 siendo justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
25 a quien Dios ha presentado como propiciatorio por medio de la fe en Su sangre, para la demostración de Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en Su paciencia, los pecados cometidos anteriormente,
Hechos 7:2
2 Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,
2 Pedro 1:3
3 ya que Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el pleno conocimiento de Aquel que nos llamó por Su propia gloria y virtud,
1 Pedro 5:10
10 Mas el Dios de toda gracia, que os llamó a Su gloria eterna en Cristo Jesús, después que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, confirme, fortalezca y cimiente.
1 Corintios 2:7
7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría que estaba oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
Romanos 8:21
21 con la esperanza de que también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
Lectura relacionada
Dios creó al hombre a Su imagen a fin de que lo exprese para Su gloria. Pero el hombre ha pecado y ha actuado en contra de la santidad y justicia de Dios. En lugar de expresar a Dios, el hombre expresa el pecado y su yo pecaminoso. Por eso, el hombre está privado de la gloria de Dios. Carecer de la gloria y expresión de Dios es pecado. Los pecadores no sólo están bajo los requisitos de la santidad y la justicia de Dios, sino también bajo las exigencias de la gloria de Dios. Todos han ofendido el santo ser de Dios y han quebrantado la justa ley de Dios, y todos están privados de la gloria de Dios. Por lo tanto, todos están bajo Su condenación. (Ro. 3:23, nota 1)
El propiciatorio es tipificado en Éxodo 25:17 por la tapa del Arca, la cual cubría los pecados. El Arca era el lugar donde Dios se reunía con el pueblo. Dentro del Arca estaba la ley de los Diez Mandamientos, que mediante su requisito santo y justo, exponía y condenaba los pecados de los que se acercaban para tener contacto con Dios. Sin embargo, por medio de la tapa del Arca que el Día de la Expiación era rociada con la sangre expiatoria, toda la situación con respecto al pecador era completamente cubierta. Por lo tanto, sobre esta tapa que cubría los pecados, Dios podía reunirse con los que habían quebrantado Su justa ley, y podía hacerlo sin ninguna contradicción gubernamental con Su justicia, incluso bajo el escrutinio de los querubines que tenían Su gloria y estaban sobre la tapa del Arca … Esto es una prefigura de Cristo como el Cordero de Dios que quita el pecado que había distanciado al hombre de Dios (Jn. 1:29), satisfaciendo así todos los requisitos de la santidad, de la justicia y de la gloria de Dios, y estableciendo una relación de paz entre el hombre y Dios. (Ro. 3:25, nota 2)
[La gloria del Dios que se apareció a Abraham] quizás haya sido una gloria visible (cfr. Hch. 7:55), como cuando la nube y el fuego aparecieron a Israel (Éx. 16:10; 24:16-17…) y llenaron el tabernáculo y el templo (40:35; 1 R. 8:11). Fue el Dios de la gloria quien se apareció a Abraham y lo llamó. Su gloria fue una gran atracción para Abraham. Lo separó (santificó) del mundo apartándolo para Dios (Éx. 29:43), y le dio un gran ánimo y fortaleza que hizo posible que siguiera a Dios (Gn. 12:1, 4). Según el mismo principio, Dios llama a los creyentes del Nuevo Testamento por Su gloria invisible (2 P. 1:3). (Hch. 7:2, nota 2)
[Un] maravilloso atributo de Dios es la gloria … Hechos 7:55 dice: “Él [Esteban] … puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios”. La gloria es la expresión de Dios, Dios expresado en esplendor. La gloria de Dios ejerció gran atracción sobre Abraham, con lo cual lo separó del mundo apartándolo para Dios [cfr. v. 2]. La gloria de Dios también lo alentó y fortaleció grandemente capacitándolo para seguir a Dios (Gn. 12:1, 4).
En 2 Pedro 1:3 se nos dice que Dios nos ha llamado a, o por, Su propia gloria. Además, 1 Pedro 5:10 dice que Dios nos ha llamado a Su gloria eterna. Según 2 Timoteo 2:10, la salvación de Dios que obtenemos es con gloria eterna. Esto indica que la gloria eterna es la meta suprema de la salvación de Dios (Ro. 8:21). La salvación de Dios nos introduce en Su gloria (He. 2:10).
En el Evangelio de Juan dice que la Palabra, quien era Dios, se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, y que contemplamos Su gloria (Jn. 1:1, 14). Juan 1:18 procede a declarar: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. Hay gloria en la declaración de Dios. Cuando vemos a Dios, vemos la gloria.
Fuimos predestinados para la gloria de Dios y llamados a ella (1 Co. 2:7; 1 Ts. 2:12). (La conclusión del Nuevo Testamento, págs. 117-118)
Lectura adicional: La conclusión del Nuevo Testamento, mensaje 11