lunes (Monday)

LABORAR EN EL CRISTO TODO-INCLUSIVO
TIPIFICADO POR LA BUENA TIERRA
PARA LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
COMO CUERPO DE CRISTO,
PARA LA REALIDAD Y MANIFESTACIÓN DEL REINO
Y PARA QUE LA NOVIA SE PREPARE
CON MIRAS A LA VENIDA DEL SEÑOR-Semana 2 

Heredar al Cristo todo-inclusivo como la buena tierra
al prestar atención a Sus palabras de consejo
y advertencia y al recibir Su entrenamiento renovado
a fin de que nuestro hombre interior
sea renovado de día en día

Versículos relacionados
Éxodo 3:8
8
He descendido para librarlos de manos de los egipcios y hacerlos subir de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que fluye leche y miel, al lugar de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos.

Hebreos 3:12
12
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad que lo haga apartarse del Dios vivo;

Éxodo 3:14, 17
14
Respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
17 Y he dicho: Yo os haré subir de la aflicción de Egipto a la tierra de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos, a una tierra que fluye leche y miel.

Hebreos 3:15-19
15
entre tanto que se dice: “Si oís hoy Su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”.
16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?
17 ¿Y con quiénes estuvo Él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en Su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?
19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

Lectura relacionada
La meta que Dios tenía al llamar a los hijos de Israel era que entraran en la tierra prometida y que disfrutaran sus riquezas a fin de que establecieran el reino de Dios y fueran la expresión de Dios en la tierra. No obstante, aunque todo Israel había sido redimido por medio de la Pascua, librado de la tiranía egipcia y llevado al monte de Dios para recibir la revelación de la morada de Dios, el tabernáculo, casi todos cayeron y murieron en el desierto, no alcanzando así la meta (He. 3:7-19) debido a sus malas obras y a su incredulidad. Sólo Caleb y Josué alcanzaron la meta y entraron en la buena tierra (Nm. 14:27-30). Esto significa que aunque hemos sido redimidos por medio de Cristo, librados de las ataduras de Satanás e introducidos en la revelación de la economía de Dios, es posible que no lleguemos a la meta del llamamiento de Dios, la cual consiste en que entremos a poseer nuestra buena tierra, Cristo (Fil. 3:12-14), y disfrutemos de Sus riquezas con miras al reino de Dios a fin de que seamos Su expresión en la era actual y participemos del pleno disfrute de Cristo en la era del reino (Mt. 25:21, 23). Esto debe ser una advertencia solemne para todos los creyentes neotestamentarios. (Estudio-vida de 1 Corintios, pág. 421)

            Aquellos que espiaron la tierra de Canaán trajeron un mal informe. Por un lado, dijeron que la tierra era excepcionalmente buena, pero por otro, dijeron que era imposible entrar en ella. Dijeron que los que allí moraban eran gigantes y que las ciudades eran fortificadas y grandes. Afirmaron que Israel nunca podría conquistar esa tierra, y si trataba, sería totalmente vencido y devorado.

            Con mucha frecuencia el enemigo, el maligno, nos dice lo mismo en nuestro interior … Me temo que aun al estar leyendo estos capítulos, les haya estado susurrando al oído. “Ni pienses que puedes entrar en la buena tierra; está mucho más allá de tu capacidad. Nunca lo lograrás”. Ese pequeño diablo escondido en muchos de nosotros está esperando la oportunidad de inyectarnos su veneno mortal. No le crea nunca. Él les dirá: “Los que allí moran son gigantes y las ciudades están fortificadas hasta el cielo. Serás vencido, y lo sabes”. Hebreos 3 nos dice que esto es un corazón malo de incredulidad (v. 12). Es un corazón ocupado por el maligno; así que, es llamado un corazón malo … Debemos orar: “Señor, quiero un corazón bueno, un corazón lleno de fe. Yo no puedo entrar en la tierra, pero Tú sí”. Mayor es Aquel que está en nosotros, que el que está en el mundo. Yo mismo no puedo lograrlo, pero Cristo sí puede, y Él está en mí. Debemos tener fe en el poder de Su resurrección. Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, y de todo lo que soñamos o imaginamos. Dios lo hará; Dios lo logrará. Sigamos el ejemplo de Josué y Caleb. Tenían corazones llenos de fe. Pudieron decirle al pueblo: “Subamos de inmediato y tomemos posesión de ella, porque ciertamente podemos conquistarla” (Nm. 13:30).

            Hermanos y hermanas, debemos tener mucho cuidado y evitar toda incredulidad … Quizás un día al ir caminando por la calle se dirán: “…¿Quién puede disfrutar a este Cristo todo-inclusivo? Yo no. Jamás podré”. Éste es un corazón malo de incredulidad. Llámelo como es. Tenga cuidado. Esté alerta. Es necesario orar en contra de eso. Ciertamente, en su propia fuerza natural nunca podrá obtener la buena tierra. Solamente es posible por el poder de la resurrección. Sólo el poder que resucitó a Cristo de entre los muertos y que lo hizo Cabeza sobre todas las cosas puede introducirlo a usted en la buena tierra. Pero, alabado sea el Señor, este poder está en nosotros. Este poder continuamente es transmitido a nosotros por medio del Espíritu Santo que mora en nuestro interior. (El Cristo todo-inclusivo, págs. 157-159)

Lectura adicional: Estudio-vida de 1 Corintios, mensajes 47-48

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