EXPERIMENTAR, DISFRUTAR
Y EXPRESAR A CRISTO (1) – SEMANA 10
La gloria y la glorificación
según son reveladas en el Evangelio de Juan
Versículos relacionados
Juan 7:18
18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en Él injusticia.
Mateo 25:31
31 Pero cuando el Hijo del Hombre venga en Su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de Su gloria,
Juan 7:39
39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Juan 17:5, 24
5 Ahora pues, Padre, glorifícame Tú junto contigo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
24 Padre, en cuanto a los que me has dado, quiero que donde Yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean Mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Lucas 24:26
26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en Su gloria?
2 Pedro 1:17
17 Porque Él recibió de Dios Padre honra y gloria, y le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Éste es Mi Hijo, Mi Amado, en el cual me deleito.
Apocalipsis 22:5
5 No habrá más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.
Lectura relacionada
La gloria del Señor consta de la gloria de Su divinidad (Jn. 17:22, 24), la gloria de Su humanidad (Sal. 45:3), la gloria de Su resurrección (Jn. 7:39; Hch. 3:13-15), y la gloria de Su ascensión (He. 2:9). (Mt. 25:31, nota 4)
Como Aquel que llevó una vida restringida, una vida que se restringía de hacer cosas para sí misma, el Señor buscó la gloria de Dios para la satisfacción de Dios … [En Juan 7:16-18] vemos que el Señor no buscó Su propia gloria en el hecho de que no habló por Su propia cuenta. Más bien, Él buscó la gloria de Aquel que le envió.
El hecho de que el Señor fuera una persona que buscó la gloria de Dios para la satisfacción de Dios, no dependía de lo que Él hacía ni de Sus obras; más bien, dependía de que Él era de Dios, que había sido enviado por Dios, que venía de Dios y que hablaba Dios … Juan 7 revela que Él fue una persona restringida por Dios, que era de Dios, que fue enviado por Dios y vino de Dios, y que no habló Sus propias “palabras, sino que habló Dios. Cuando el Señor hablaba la palabra de Dios, Dios era expresado en Su hablar. (El cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, págs. 200-201)
Cristo fue glorificado por el Padre con la gloria divina en Su resurrección. Juan 7:39b dice: “Aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. A muchos lectores de la Biblia se les haría más fácil entender este versículo si se usara resucitado en lugar de glorificado … Pero el versículo no dice: “No había sido aún resucitado”, sino que dice: “No había sido aún glorificado”. Sin embargo, en realidad, glorificado está en lugar de resucitado, pues el Señor fue glorificado cuando fue resucitado. En Lucas 24:26 el Señor, refiriéndose a Sí mismo, dijo: “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en Su gloria?”. Esto hace referencia a Su resurrección (v. 46), la cual lo introdujo en la gloria (1 Co. 15:43a; Hch. 3:13a, 15a). Que Cristo entrara en Su gloria, en Su glorificación, equivalía a que Él entrara en Su resurrección. Esto significa que Él fue glorificado en Su resurrección. Su resurrección fue Su glorificación.
Según el concepto neotestamentario, la resurrección es una liberación en vida, y esta liberación en vida guarda relación con la glorificación … Por tanto, glorificación es sinónimo de resurrección. (La conclusión del Nuevo Testamento, págs. 3062-3063)
Después de realizar la redención al sufrir la muerte, Jesús fue glorificado en Su resurrección (Lc. 24:26), y en Su ascensión a los cielos fue coronado de gloria y de honra (He. 2:9). Aunque el Señor Jesús es tanto el Hijo de Dios como el Hijo del Hombre, respecto a Su coronación con gloria y honra debemos prestar especial atención a Su humanidad, al hecho de que Él es el Hijo del Hombre. En Hebreos 1 Él es Dios; en Hebreos 2 Él es hombre. Cuando leemos Hebreos 1, debemos centrar toda nuestra atención en la divinidad del Señor, pero cuando lleguemos a Hebreos 2 debemos centrar toda nuestra atención en Su humanidad. Es en Su humanidad que Él es coronado de gloria y de honra; como hombre, en Su ascensión a los cielos, Él fue coronado de esta manera.
Aquel pequeño Jesús nacido en un pesebre, criado en un humilde hogar de Nazaret, y sin hermosura ni ningún atractivo, fue coronado de gloria y de honra cuando ascendió a los cielos … La gloria es el esplendor relacionado con la persona de Jesús, y la honra es la preciosidad relacionada con el valor, el mérito y la dignidad de Jesús, lo cual guarda relación con Su posición (2 P. 1:17; Ro. 13:7). En 1 Pedro 2:7 la palabra griega traducida “preciado” es la misma palabra que aquí es traducida “honra”. (Estudio-vida de Hebreos, págs. 90-91)
Lectura adicional: La conclusión del Nuevo Testamento, mensaje 288