miércoles (Wednesday)

VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 8

Predicar el evangelio del reino
y hacer discípulos a las naciones

Versículos relacionados
Mateo 9:12-13, 36, 38
12 Mas Él, al oír esto, dijo: Los que están fuertes no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
13 Id, pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero, y no sacrificio”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban afligidas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que lance obreros a Su mies.

Isaías 53:4, 6
Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, / y cargó con nuestros dolores; / pero nosotros le tuvimos por azotado, / por herido de Dios y afligido.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, / cada cual se apartó por su propio camino, / y Jehová hizo que la iniquidad de todos nosotros / cayera sobre Él.

Isaías 40:11
11
 Como Pastor apacentará Su rebaño; / en Su brazo recogerá los corderos; / en Su seno los llevará. / Conducirá a las que están criando.

1 Pedro 2:24
24 
quien llevó Él mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero, a fin de que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

Lectura relacionada
En el griego la palabra afligidas [en Mateo 9:36] se refiere al desollamiento y dolor sufrido por las ovejas a manos de un pastor cruel. La palabra dispersas se refiere a que las ovejas habían sido abandonadas por un pastor maligno y estaban afligidas, sin hogar, indefensas, vagando de un lugar a otro. Aquí las palabras del Señor Jesús describen la situación en la cual los israelitas miserables sufrían aflicción y angustia a manos de los principales sacerdotes y escribas, los pastores malignos. (Mt. 9:36, nota 1)

El Rey celestial consideraba a los israelitas como ovejas, y Él se consideraba el Pastor. Cuando Cristo vino a los judíos por primera vez, ellos eran semejantes a leprosos, paralíticos, endemoniados y a personas miserables de toda clase, porque no tenían un pastor que los cuidara. Ahora en Su ministerio real para el establecimiento de Su reino celestial, Él les ministraba no sólo como Médico, sino también como Pastor, tal como se profetizó en Isaías 53:6 y 40:11. (Estudio-vida de Mateo, pág. 358)

El Señor aprovechó la oportunidad que la pregunta de los fariseos le proporcionó para dar una preciosa revelación de Sí mismo presentándose como el Médico [Mt. 9:11-12] … El Señor les decía a los fariseos que esos recaudadores de impuestos y pecadores eran pacientes, enfermos, y que para ellos Él no era un Juez, sino un Médico, un Sanador. El Rey del reino celestial, al llamar a la gente a seguirlo para el reino, ministraba como Médico y no como Juez. El juicio de un juez se efectúa conforme a la justicia, mientras que la sanidad que ofrecía tal médico se lleva a cabo conforme a la misericordia y a la gracia. Aquellos a quienes el Señor constituyó ciudadanos de Su reino celestial, habían sido leprosos (8:2-4), paralíticos (vs. 5-13; 9:2-8), personas con fiebre (8:14-15), endemoniados (vs. 16, 28-32), enfermos con toda clase de dolencias (v. 16), menospreciados recaudadores de impuestos y pecadores (9:9-11). Si el Señor hubiera visitado como Juez a esas miserables personas, todas habrían sido condenadas y rechazadas y ninguna habría sido capacitada, elegida ni llamada para ser el pueblo de Su reino celestial. Lejos de esto, Él vino a ellos para ministrarles como un Médico, para sanarlos, recobrarlos, vivificarlos y salvarlos, a fin de que fueran reconstituidos de modo que llegaran a ser Sus nuevos ciudadanos celestiales, con los cuales Él pudiera establecer Su reino celestial en esta tierra corrupta. Las palabras del Señor aquí implican que los fariseos, justos en su propia opinión, no se daban cuenta de que ellos también lo necesitaban como su Médico. Ellos se consideraban a sí mismos fuertes; así que, cegados por su propia justicia, no sabían que estaban enfermos.

En el versículo 37 el Señor dijo a Sus discípulos: “La mies es mucha, mas los obreros pocos”. El Rey celestial no sólo consideraba que el pueblo era como ovejas, sino también como la mies. Las ovejas necesitaban que alguien las pastoreara, y la mies, que alguien la segara. Aunque los líderes de la nación de Israel habían rechazado al Rey celestial, aun así, muchos en el pueblo necesitaban ser cosechados.

El Rey del reino celestial se consideraba no sólo el Pastor de las ovejas, sino también el Señor de la mies. Su reino se establece con cosas de vida que pueden crecer y multiplicarse … Nosotros somos tanto el rebaño como la cosecha. El rebaño está formado por animales vivos, y la cosecha, por plantas vivas … Todo lo que está bajo el cuidado de este Rey celestial es viviente.

Todos nosotros necesitamos recibir la visión del Señor Jesús como el Señor de la cosecha. En el versículo 38 el Señor nos dijo que rogáramos al Señor de la mies para que lance obreros a Su mies. Primero, Dios en Su economía tiene un plan que cumplir; luego, es necesario que Su pueblo le ruegue, ore a Él, al respecto. Al contestar sus oraciones, Dios realizará lo que han pedido con relación a Su plan. (Estudio-vida de Mateo, págs. 329-330, 359)

Lectura adicional: Estudio-vida de Mateo, msg. 27, 29

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