VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 5
Vivir bajo la soberanía de Dios
y según la misericordia de Dios
Versículos relacionados
Romanos 9:19-21
19 Entonces me dirás: ¿Por qué todavía inculpa? porque ¿quién resiste a Su voluntad?
20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el objeto moldeado al que lo moldeó: Por qué me has hecho así?
21 ¿O no tiene autoridad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
Éxodo 33:19
19 Jehová le respondió: Yo haré pasar por delante de ti toda Mi bondad, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y favoreceré a quien favoreceré, y me compadeceré de quien me compadeceré.
2 Timoteo 2:20-21
20 Pero en una casa grande, no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para honra, y otros para deshonra.
21 Así que, si alguno se limpia de éstos, será un vaso para honra, santificado, útil al dueño, y dispuesto para toda buena obra.
Efesios 2:4
4 pero Dios, que es rico en misericordia, por Su gran amor con que nos amó,
Lectura relacionada
Todos tenemos que darnos cuenta de quiénes somos. Somos las criaturas de Dios, y Él es nuestro Creador. Como tales, no debemos decirle nada a Él, nuestro Creador … Dios es el Alfarero, y nosotros, el barro. Puesto que Dios es el Alfarero, Él tiene autoridad sobre el barro. Si Él así lo desea, puede hacer un vaso para honra y otro para deshonra. No depende de nuestra elección, sino de Su soberanía. (Estudio-vida de Romanos, pág. 279)
Romanos 9:21 revela el propósito con el cual Dios creó al hombre. Este versículo es único con respecto a la revelación del propósito de Dios referente a la creación del hombre. Sin este versículo sería difícil para nosotros entender que el propósito de Dios al crear al hombre era hacerlo un vaso que pudiera contenerle. Todos debemos entender cabalmente que somos envases de Dios y que Él es nuestro contenido. En 2 Corintios 4:7 se nos dice que “tenemos este tesoro en vasos de barro”. Somos vasos de barro, y Dios es nuestro tesoro y contenido. Dios, en Su soberanía, nos creó para ser Sus envases según Su predestinación.
En 2 Timoteo 2:20-21 se transmite el mismo pensamiento, pues estos versículos dicen que somos vasos para honra. Por eso, debemos purificarnos de todas las cosas deshonrosas para poder ser santificados y hechos aptos a fin de que el Señor nos use. Sin embargo, el hecho de que seamos vasos para honra no es el resultado de nuestra elección; más bien, se origina en la soberanía de Dios. Es por Su soberanía que Él da a conocer Su gloria al crear vasos de misericordia que han de contenerlo a Él mismo. Ésta es una palabra muy profunda. La soberanía de Dios es la base de Su selección.
“¿Qué, si Dios, queriendo mostrar Su ira y dar a conocer Su poder, soportó con mucha longanimidad los vasos de ira preparados para destrucción?” (Ro. 9:22). ¿Qué debemos decir acerca de esto? No tenemos nada que decir. Él es el Alfarero y tiene la autoridad. Los seres humanos somos simplemente barro.“
¿Para dar a conocer las riquezas de Su gloria sobre los vasos de misericordia, que Él preparó de antemano para gloria, a saber, nosotros, a los cuales también ha llamado, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles?” (vs. 23-24). Todo depende de la autoridad de Dios. Dios tiene la autoridad para hacernos —a quienes Él eligió y llamó no sólo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles— vasos de misericordia para contenerlo, a fin de que sean conocidas, o manifestadas, las riquezas de Su gloria … Fuimos predestinados por Su soberanía a fin de ser Sus envases, vasos de honra para expresar lo que Él es en gloria. Éste no sólo es un asunto de Su misericordia, sino también de Su soberanía.
La selección realizada por Dios tiene una meta: tener muchos vasos que contengan a Dios y lo expresen por la eternidad … Sí, es verdad que Él nos ama. Sin embargo, Su amor no sólo nos es mostrado para salvarnos, sino para hacernos Sus vasos. Dios nos creó de tal modo que tenemos la capacidad para recibirlo en nuestro interior y contenerlo como nuestra vida y nuestro suministro de vida, con el fin de que seamos uno con Él para expresar lo que Él es y para que Él sea glorificado en nosotros y con nosotros. Ésta es la meta eterna de la selección de Dios; éste es nuestro destino eterno.
Este pasaje de la Palabra también revela la cima de nuestra utilidad para Dios, que no consiste en que Él nos use como siervos, sacerdotes y reyes, sino como vasos que lo contienen y expresan. Si hemos de ser usados como Sus vasos, ciertamente Él tiene que ser uno con nosotros. Somos Sus envases y Su expresión; Él es nuestro contenido y nuestra vida. Él vive en nosotros para que nosotros podamos vivir por Él. Finalmente, Él y nosotros, nosotros y Él, seremos uno tanto en vida como en naturaleza. Ésta es la meta de Su selección según Su soberanía, y es también nuestro destino según Su selección, destino que será plenamente revelado en la Nueva Jerusalén. (Estudio-vida de Romanos, págs. 279-281)
Lectura adicional: Estudio-vida de Romanos, mensajes 22, 58