VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 2
Llevar la vida del reino
al vivir una vida escondida
Versículos relacionados
Mateo 6:1, 3-4, 5-15
1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre que está en los cielos.
3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
5 Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen toda su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre.
10 Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del maligno; porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Lectura relacionada
Justicia [en Mateo 6:1] denota las obras justas, como por ejemplo dar limosnas (vs. 2-4), orar (vs. 5-15) y ayunar (vs. 16-18). Sin lugar a dudas, estos versículos hablan sobre las obras justas del pueblo del reino. Sin embargo, en realidad ponen al descubierto el yo y la carne … Por supuesto, las palabras yo y carne no se usan en estos versículos. Aun así, … en estos dieciocho versículos el Señor usa tres ejemplos —dar limosnas, orar y ayunar— para revelar en qué forma nosotros estamos llenos del yo y de la carne.
La carne del hombre, la cual procura glorificarse a sí misma, siempre quiere hacer obras buenas delante de los hombres para recibir las alabanzas de ellos. Pero al pueblo del reino, quienes viven con un espíritu desprendido y humillado y que andan con un corazón puro y sencillo bajo el gobierno celestial del reino, no se le permite hacer nada en la carne para obtener la alabanza de los hombres, sino que debe hacerlo todo en el espíritu a fin de agradar a su Padre celestial. (Estudio-vida de Mateo, págs. 259-260)
Para el pueblo del reino, Dios no sólo es su Dios, sino también su Padre … Ellos no sólo tienen la vida humana natural y creada, sino también la vida divina espiritual e increada. Por eso, la nueva ley del reino, promulgada por el Rey en el monte, se les da con el fin de que ellos la guarden no por su vida humana caída, sino por la vida divina y eterna del Padre, no para obtener gloria de los hombres, sino para recibir la recompensa del Padre.
[En Mateo 6:4, 6 y 18] el Señor usa la palabra secreto … Debemos hacer nuestras obras justas en secreto, porque nuestro Padre está en secreto. En el versículo 4 el Señor dice que nuestro Padre ve en lo secreto. El pueblo del reino, por ser hijos del Padre celestial, debe vivir en la presencia del Padre y ocuparse de ella … El hecho de que el Padre celestial ve en lo secreto debe servir como incentivo para que hagan sus obras justas en secreto. En este versículo el Señor también dijo que el Padre nos recompensará. Esto ocurrirá en esta era (2 Co. 9:10-11) o como recompensa en la era venidera (Lc. 14:14).
El efecto de hacer nuestras obras justas en secreto es que el yo y la carne son aniquilados. Si a las personas en la sociedad actual no se les permite hacer alarde de sus buenas obras, no las harán … Para nosotros, el pueblo del reino, un principio rector fundamental con respecto a las obras justas consiste en no hacer alarde de nosotros mismos. Tanto como sea posible, debemos escondernos, mantenernos encubiertos y actuar en secreto. Debemos mantenernos tan escondidos que, así como lo dice el Señor Jesús, nuestra mano izquierda no sepa lo que hace nuestra mano derecha (Mt. 6:3).
Aunque el Señor habla acerca de la recompensa (vs. 1, 5), lo importante aquí no es la recompensa, sino el crecimiento en vida. Los santos que crecen públicamente no crecen de manera saludable. Todos necesitamos algún crecimiento en vida que sea en secreto, algunas experiencias secretas de Cristo. Necesitamos orar al Señor, adorarlo, tocarlo y tener comunión con Él en secreto. Quizás ni la persona más cercana a nosotros sepa o entienda lo que estamos haciendo. Necesitamos estas experiencias secretas del Señor porque tales experiencias aniquilan nuestro yo y nuestra carne. Aunque el enojo y la lujuria son feos, lo que más impide que nosotros crezcamos en vida es el yo. El yo se manifiesta mayormente en el hecho de que disfruta hacerlo todo de manera pública, es decir, en la presencia de los hombres. Al yo le gusta hacer las obras justas delante de los hombres. Todos debemos confesar que, sin excepción, tenemos tal yo. Los que siempre quieren actuar de tal modo, haciendo un despliegue público, están llenos del yo, llenos de la carne. El yo ama ser glorificado, y la carne ama ser vista … Siempre que venimos a este pasaje de la Palabra, debemos darnos cuenta de que pone al descubierto nuestro yo y nuestra carne. (Estudio-vida de Mateo, págs. 260-262)
Lectura adicional: Estudio-vida de Mateo, mensaje 21