VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 8
Predicar el evangelio del reino
y hacer discípulos a las naciones
Versículos relacionados
Marcos 4:26, 28-29
26 Decía además: Así es el reino de Dios, como si un hombre echara semilla en la tierra;
28 La tierra lleva fruto por sí misma, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga.
29 Pero cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.
Marcos 4:3, 9
3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
9 Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
Hechos 6:7
7 Y crecía la palabra de Dios, y se multiplicaba grandemente el número de los discípulos en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Hechos 19:20
20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.
2 Pedro 1:3-4,11
3 ya que Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el pleno conocimiento de Aquel que nos llamó por Su propia gloria y virtud,
4 por medio de las cuales Él nos ha concedido preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.
11 Porque de esta manera os será suministrada rica y abundante entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Lectura relacionada
El reino de Dios es de hecho Dios mismo que se siembra en los seres humanos y se desarrolla en ellos hasta formar un reino.
Los cuatros Evangelios revelan al Dios Triuno encarnado. Este Dios-hombre finalmente vino a sembrarse en el pueblo escogido de Dios mediante la proclamación y la enseñanza. Cuando los que habían sido escogidos por Dios escucharon Su palabra y la recibieron, recibieron la semilla, el gene, del reino. Esta semilla, este gene, es el Dios encarnado, el Dios Triuno en la humanidad. En los Evangelios vemos la siembra de dicha semilla del reino.
En Hechos fueron levantados cientos e incluso miles de sembradores. Todos éstos eran aquellos que habían recibido la semilla, el gene; al recibirla, llegaron a ser aquellos que a su vez podían sembrarla en otros. De esta manera tenemos la propagación de la siembra y la semilla. (Estudio-vida de Marcos, págs. 131-133)
En las Epístolas vemos el crecimiento de la semilla, el gene del reino. En particular, vemos este crecimiento en 1 Corintios 3 … En este capítulo vemos el crecimiento, el desarrollo, de la semilla [vs. 9b, 6].
El desarrollo adicional del gene del reino se ve en el capítulo 1 de 2 Pedro … [En 2 Pedro 1:3 y 5-7] se nos presentan los pasos del desarrollo de la semilla hasta madurar. Pedro indica que si tenemos ese desarrollo nos “será suministrada rica y abundante entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (v. 11).
La cosecha de esta semilla se encuentra en el último libro del Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis. Según Apocalipsis 14, primero tenemos las primicias y luego la cosecha [vs. 4, 15].
Aquellos que son las primicias de las que habla Apocalipsis 14 estarán entre los correyes con Cristo en el milenio. El milenio, los mil años, será el pleno desarrollo del gene del reino. Durante el milenio muchos de los que recibieron el gene del reino serán correyes juntamente con Cristo. En aquel entonces nuestro Padre podría jactarse ante Su enemigo, diciéndole: “Pequeño Satanás, ¿dónde estás? Estás en el abismo. Satanás, te pido que mires Mi reino. En especial mira a todos los que ahora son correyes con Cristo. Muchos de los que creyeron en Mi Hijo y recibieron el gene del reino son ahora correyes con Él. Mi Hijo es el Rey, y todos los creyentes vencedores son Sus correyes. Satanás, mira al Rey y a los correyes. ¡Cuán maravilloso es este reino!”.
Al final del milenio Satanás será soltado y se le permitirá rebelarse otra vez [cfr. Ap. 20:7-8] … Aunque Satanás instigará la rebelión entre las naciones, no podrá tocar a los correyes, porque ellos habrán sido transformados por el gene del reino. Todo elemento rebelde que está en la humanidad caída de estos correyes habrá sido sorbido por el gene del reino. Por tanto, será imposible que Satanás, el maligno, instigue “el pueblo que tiene el gene del reino” a que se rebele contra Dios.
En el cielo nuevo y la tierra nueva Dios tendrá un reino eterno que tiene la Nueva Jerusalén como la capital. La Nueva Jerusalén estará compuesta de reyes, y estos reyes regirán sobre las naciones que habrán sido plenamente restauradas. Entonces Dios tendrá un reino eterno, el cual será el pleno desarrollo del gene que fue sembrado en los Evangelios por Jesús el nazareno, quien era el Dios Triuno en la humanidad.
¡Cuán maravilloso es el gene del reino que fue sembrado en los Evangelios! Finalmente, este gene se desarrollará hasta formar el reino milenario que se menciona en Apocalipsis 20, y el reino eterno de Dios mencionado en Apocalipsis 21 y 22. ¡Alabado sea el Señor por este cuadro del gene del reino y su desarrollo! (Estudio-vida de Marcos, págs. 133-135)
Lectura adicional: Estudio-vida de Marcos, msg. 15