lunes (Monday)

Experimentar, disfrutar
y expresar a Cristo (2) – Semana 2

Cristo como Emancipador
y como Aquel que nos hace
más que vencedores

Versículos relacionados
Romanos 8:2, 16
2 Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte.
16 El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

1 Tesalonicenses 5:17
17 Orad sin cesar.

Gálatas 2:20
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.

Filipenses 2:13
13 porque Dios es el que en vosotros realiza así el querer como el hacer, por Su beneplácito.

Filipenses 4:12-13
12 Sé estar humillado, y sé tener abundancia; en todas las cosas y en todo he aprendido el secreto, así a estar saciado como a tener hambre, así a tener abundancia como a padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Aquel que me fortalece con poder.

Ezequiel 36:26-27
26 También os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
27 Pondré dentro de vosotros Mi Espíritu y haré que andéis en Mis estatutos, y guardaréis Mis ordenanzas y las pondréis por obra.

Lectura relacionada
Romanos 7:22—8:4 revela a Cristo como Emancipador, Aquel que por la ley del Espíritu de vida libera al hombre miserable de la ley del pecado y de la muerte. En 7:24 Pablo clama lastimosamente: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?”. La respuesta a la pregunta de Pablo es presentada en 7:25 y en el capítulo 8 … Pablo no estaba bajo condenación alguna porque había experimentado la liberación de la ley del pecado y de la muerte efectuada por la ley del Espíritu de vida.

Con el Espíritu de vida tenemos una ley viviente. Esta ley viviente es una persona viviente, el Dios Triuno procesado en Cristo y que mora dentro de nosotros. La ley del Espíritu de vida es el Dios Triuno en Cristo que ha pasado por el proceso de la encarnación, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, quien además entró en nosotros y ha llegado a ser no solamente nuestra vida sino también nuestra ley (vs. 2-3, 10-11, 34). Esta persona viviente como ley del Espíritu de vida nos libra en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte. (La conclusión del Nuevo Testamento, págs. 3187-3188)

Puesto que Dios —como Dios procesado que llegó a ser el Espíritu que mora en nosotros— ha sido instalado en nuestro ser, Él obra en nosotros no por actividades, sino por ley. Debemos darnos cuenta de que éste es uno de los más grandes descubrimientos, incluso recobros, en la economía de Dios … A lo largo de todos los siglos pocos cristianos han visto que Dios está obrando en Su pueblo escogido y redimido no por actividades, sino por ley. Casi todos los cristianos oran pidiendo que Dios realice en ellos algo por actividades. Si tienen un mal genio, oran para que el Señor los ayude a vencerlo. (Selecciones del ministerio, t. 5, núm. 5, “Entrenamiento de perfeccionamiento”, pág. 153)

Todos tenemos que contactar al Señor, tener comunión con Él, a fin de tocarlo. Quizás algunas veces en el pasado hayamos tocado al Señor accidentalmente. Aun así lo tocamos, y algo ocurrió. A lo largo de los siglos algunos cristianos que han experimentado estas cosas nos han animado a pasar tiempo con Dios. Pero el problema es éste: cuando contactamos a Dios y Su ley al pasar algún tiempo con Él, en nuestra mente inmediatamente decidimos hacer cosas, y entonces perdemos el toque con el Señor. En nuestro tiempo de oración estamos en contacto con Él, pero cuando no estamos en oración, perdemos contacto con Él. Cuanto más estamos en contacto con el Señor sin pedirle que haga algo por nosotros, sin que decidamos hacer algo por Él, sin intentar agradarle, habrá en nuestro interior cierto obrar automático que elimina la carne pecaminosa. Las cosas negativas en nuestro interior serán reducidas y eliminadas. No es cuestión de que venzamos algo o aniquilemos algo, sino que habrá una aniquilación automática. Mientras permanecemos en el toque con el Señor, la ley del Espíritu de vida obra.

La ayuda genuina, la ayuda verdadera, consiste simplemente en ayudar a los santos a que entren en el toque con el Señor, lo cual permitirá que la ley automática obre. A medida que la ley del Espíritu de vida obre en tales personas, reducirá sus problemas, solucionará sus problemas y matará algunos de sus gérmenes. Ésta es la ayuda genuina … La ayuda verdadera consiste en entrar en este toque con el Señor que causará que la ley automática del Espíritu de vida opere en nuestro interior. En realidad, no podemos ayudar a otros. Pablo plantó, pero no podía dar vida. Apolos regó, pero no podía causar el crecimiento. Únicamente Dios puede dar el crecimiento … Sólo el obrar automático de la ley puede aniquilar … el verdadero germen.

Necesitamos orar: “Señor, sólo vengo a tocarte. No tengo nada que pedirte. Ni siquiera me gusta pedirte que hagas algo por mí. Sólo quiero permanecer en el toque contigo…”. Sus experiencias confirmarán que si practican esto, habrá mucha experiencia de ser aniquilados, de ser reducidos, de ser fortalecidos, de ser resucitados y de ser levantados … Esto es la ley que opera en ustedes científicamente. (Selecciones del ministerio, t. 5, núm. 4, “Entrenamiento de perfeccionamiento”, págs. 166-169)

Lectura adicional: La conclusion del Nuevo Testamento, mensaje 301

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