Experimentar, disfrutar
y expresar a Cristo (2) – Semana 1
El linaje de David llegar a ser el Hijo de Dios
Versículos relacionados
Romanos 1:3-4
3 acerca de Su Hijo, que era del linaje de David según la carne,
4 que fue designado Hijo de Dios en poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor,
1 Pedro 3:18
18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevaros a Dios, siendo muerto en la carne, pero vivificado en el Espíritu;
Filipenses 3:10
10 a fin de conocerle, y el poder de Su resurrección y la comunión en Sus padecimientos, siendo conformado a Su muerte,
Efesios 1:19-20
19 y cuál la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de Su fuerza,
20 que hizo operar en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a Su diestra en los lugares celestiales,
Lectura relacionada
Cristo, el modelo, tiene dos naturalezas: una según la carne y otra según el Espíritu de santidad. En Romanos 1:4 la palabra santidad se refiere a la esencia, la sustancia, de Dios … Por medio de la encarnación Él se vistió de la naturaleza humana. No obstante, cuando se vistió de la naturaleza humana no perdió Su naturaleza divina. Así que, cuando estuvo en la tierra, Él era un misterio. Según Su apariencia externa, Él era íntegramente un ser humano. Sin embargo, mucho de lo que Él dijo e hizo fue extraordinario; eran cosas que ningún ser humano ordinario podría hacer o decir. Por ejemplo, en el Evangelio de Juan el Señor dijo que Él era la vida y la realidad (14:6). También dijo: “Yo soy la luz” (8:12) y “Yo soy el pan de vida” (6:35). Además, dijo que el que no creyera en Él, no tendría vida eterna (3:36). Ningún filósofo se atrevería a hacer tal afirmación. Debido a que Cristo es divino y humano, cuando Él estaba en la tierra la gente se preguntaba acerca de Su identidad. Conocían a Su familia, pero no podían explicarse cómo Él podía hacer ciertas cosas (Mt. 13:54-56). Su perplejidad se debía a que el Hijo de Dios se había vestido de humanidad. (Estudio-vida de Romanos, págs. 580-581)
Aquellos responsables de crucificar a Cristo no comprendieron que la crucifixión le proporcionó la mejor manera de ser designado, ser glorificado. Podemos usar el ejemplo de una semilla de clavel para demostrar esto. Si la semilla llega a su fin al ser enterrada, con el tiempo retoñará, crecerá y florecerá. Según el mismo principio, Cristo, mediante Su muerte y resurrección, “floreció” como Hijo de Dios. Satanás esperaba que la crucifixión le daría fin a Cristo, pero el Señor Jesús sabía que en realidad esto era el comienzo, que ello conduciría a que Él fuera designado Hijo de Dios según el Espíritu de santidad y por la resurrección de entre los muertos.
Cristo, el Hijo de Dios designado, todavía tiene dos naturalezas: la divinidad y la humanidad. Pero la humanidad que Él tiene ahora no es la humanidad natural, sino la humanidad que ha sido elevada en resurrección. Incluso Su carne ha sido designada Hijo de Dios; por ende, Él ha sido designado Hijo de Dios que posee divinidad y humanidad. Como una persona tan maravillosa, Él ha llegado a ser el modelo, el molde, para todos aquellos que están siendo designados hijos de Dios. Un hijo de Dios debe tener tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana que ha sido resucitada, glorificada y elevada. (Estudio-vida de Romanos, pág. 581)
En Su resurrección Cristo en Su humanidad fue designado Hijo de Dios no meramente en palabra, sino en poder según el Espíritu de santidad. Sin duda alguna, el poder divino fue ejercido grandemente en Su resurrección; no obstante, debemos ver que el poder divino en el cual la humanidad de Cristo fue designada Hijo de Dios es el poder de la vida. La frase en poder mencionada en Romanos 1:4 corresponde con 1 Pedro 3:18, en donde se afirma que Cristo fue muerto en la carne, pero vivificado en Su Espíritu. Aquí, ser vivificado significa ser fortalecido con poder. En la muerte de Cristo Su humanidad, Su carne, fue crucificada. Después, en Su resurrección Dios el Espíritu como divinidad de Cristo fue vivificado con el nuevo poder de vida a fin de introducir la divinidad en la humanidad de Cristo, con lo cual la hizo divina. En otras palabras, antes de la resurrección de Cristo, la humanidad de Cristo era meramente humana, pero en Su resurrección, el Espíritu fue fortalecido con poder a fin de impartir divinidad en Su humanidad para hacerla divina. Por tanto, en Su resurrección, la humanidad de Cristo fue designada Hijo de Dios en el poder divino, y la realidad del poder de la resurrección de Cristo es el Espíritu. (La conclusión del Nuevo Testamento, págs. 3133-3134)
Lectura adicional: Estudio-vida de Romanos, mensaje 55