Experimentar, disfrutar
y expresar a Cristo (2) – Semana 10
El Creador de un solo y nuevo hombre,
la obra maestra de Dios
Versículos relacionados
Colosenses 3:15
15 Y la paz de Cristo sea el árbitro en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo Cuerpo; y sed agradecidos.
Efesios 4:3, 22-24
3 diligentes en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
22 que en cuanto a la pasada manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se va corrompiendo conforme a las pasiones del engaño,
23 y os renovéis en el espíritu de vuestra mente,
24 y os vistáis del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la realidad.
Colosenses 3:12-15
12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad;
13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tiene queja contra otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo de la perfección.
15 Y la paz de Cristo sea el árbitro en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo Cuerpo; y sed agradecidos.
Colosenses 2:14-18
14 anulando el código escrito que consistía en ordenanzas, que había contra nosotros y nos era contrario; y lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz,
15 despojándose de los principados y de las autoridades, Él los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o Sábados,
17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; mas el cuerpo es de Cristo.
18 Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ángeles, os defraude juzgándoos indignos de vuestro premio, hablando constantemente de lo que ha visto, vanamente hinchado por la mente puesta en la carne,
Lectura relacionada
El término griego traducido “sea el árbitro” [en Colosenses 3:15] también puede traducirse “juzgue, presida, sea entronizado como gobernador y como uno que toma todas las decisiones” … Para llevar la vida del Cuerpo apropiada necesitamos que la paz de Cristo sea el árbitro, regule y decida todas las cosas de nuestro corazón en nuestra relación con los miembros de Su Cuerpo. El hecho de haber sido llamados a la paz de Cristo debe motivarnos también a permitir que esta paz sea el árbitro en nuestros corazones. (Estudio-vida de Colosenses, págs. 250-251)
Si examinamos nuestra propia experiencia, nos daremos cuenta de que como cristianos tenemos dos o tres partidos en nuestro interior. Debido a eso necesitamos un árbitro. Un árbitro es siempre necesario para decidir desacuerdos o disputas entre distintas partes … Los cristianos somos mucho más complejos que los que no son salvos. Antes de ser salvos, estábamos bajo el control del partido satánico. Podíamos entregarnos a las diversiones y entretenimientos mundanos sin tener el menor sentido de controversia en nuestro interior. Pero ahora que somos salvos, una parte de nosotros puede incitarnos a hacer cierta cosa, mientras que otra parte de nosotros puede alentarnos a hacer algo distinto. Así pues, vemos la necesidad de un arbitraje interior que decida las disputas en nuestro ser interior. Necesitamos que alguien o algo presida sobre las conferencias que ocurren en nuestro ser. Según Colosenses 3:15, aquel que preside, este árbitro, es la paz de Cristo.
Cada vez que sintamos que los diferentes partidos dentro de nuestro ser están argumentando o peleando, debemos darle el lugar a la paz de Cristo que preside y permitir que dicha paz, que es la unidad del nuevo hombre, gobierne dentro de nosotros. Permitamos que esta paz, esta unidad, tenga la última palabra.
Si permanecemos bajo el gobierno de la paz de Cristo, la cual está entronizada, no ofenderemos a otros ni les causaremos daño; antes bien, por la gracia del Señor y con Su paz, ministraremos vida a otros. La unidad que existe en una iglesia local y entre las iglesias es … mantenida únicamente por la paz de Cristo que arbitra. No es nuestra responsabilidad dirigir ni mantener el recobro del Señor. Todas las iglesias y el recobro en general se encuentran bajo la paz de Cristo que arbitra. (Estudio-vida de Colosenses, págs. 251, 253, 595-596)
Efesios 4:3 habla sobre guardar la unidad del Espíritu “en el vínculo de la paz”. Cristo abolió en la cruz todas las diferencias ocasionadas por las ordenanzas. Al hacerlo, Él hizo la paz por causa del Cuerpo. Esta paz debe unir a todos los creyentes y, por tanto, debe llegar a ser el vínculo que los une.
Según 2:15, Cristo hizo la paz entre todos los creyentes al abolir en Su carne las ordenanzas que separan y al crear de los creyentes judíos y gentiles un solo y nuevo hombre. Además, en la cruz Cristo acabó con todas las cosas negativas que existían entre nosotros y Dios, lo cual significa que también hizo la paz entre el hombre y Dios. Ahora ya no hay separación entre los creyentes judíos y los creyentes gentiles, ni entre nosotros y Dios. No obstante, en la época en que Efesios fue escrito, algunos creyentes judíos todavía sostenían el concepto de que debían permanecer separados de los creyentes gentiles. Por esta razón Pablo declaró que la pared intermedia de separación había sido derribada, y que los creyentes judíos y los creyentes gentiles debían ser uno. De otro modo, no podía haber unidad, y sin la unidad, el Cuerpo no puede existir. Por tanto, en 4:3 Pablo afirma categóricamente que tenemos que guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Para ello es menester darnos cuenta de que en la cruz fueron abolidas las diferencias que existían entre nosotros.
El vínculo de la paz en realidad es la obra de la cruz. Con base en nuestra propia experiencia sabemos que cuando experimentamos la cruz, no hay diferencias entre nosotros y los demás. (Estudio-vida de Efesios, pág. 317)
Lectura adicional: Estudio-vida de Colosenses, mensajes 29, 63