EXPERIMENTAR, DISFRUTAR
Y EXPRESAR A CRISTO (3) – Semana 2
Conocer y tomar a Cristo como nuestro modelo
Versículos relacionados
Hebreos 5:7-9
7 Él, en los días de Su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte y habiendo sido escuchado por Su piedad,
8 aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció.
9 Y habiendo sido perfeccionado, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen;
Hebreos 12:7, 10, 28
7 Es para vuestra disciplina que soportáis; Dios os trata como a hijos. Porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
10 Porque ellos, por pocos días nos disciplinaban como les parecía, pero Él para lo que es provechoso, para que participemos de Su santidad.
28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos la gracia, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con piedad y temor;
Romanos 1:5
5 y por quien hemos recibido la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe entre todos los gentiles por causa de Su nombre;
Romanos 4:11
11 Y recibió la señal de la circuncisión, sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia;
Tito 3:1
1 Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Juan 11:25
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.
Lectura relacionada
En cuanto a Su deidad, el Señor era igual a Dios, pero el hecho de ser el Señor es algo que Dios le concedió. Esto sucedió después que Él se despojó de Su deidad. La deidad del Señor Jesús se basa en lo que Él es. Ser Dios es Su posición original, pero obtuvo la posición como Señor con base en lo que Él hizo. Cuando Él dejó a un lado Su forma divina para mantener plenamente el principio rector de sumisión y después ascendió a los cielos, Dios le dio la posición de Señor. En cuanto a Su persona misma, Él es Dios, y en cuanto a Sus logros, Él es el Señor. (La autoridad y la sumisión, pág. 43)
Esta porción de Filipenses 2 [vs. 5-11] es muy difícil de explicar y es muy controversial. Pero al mismo tiempo es un pasaje muy divino … Parece que en el principio hubo una conferencia en la Deidad en la cual se planeó crear el universo. En este plan las personas divinas de la Deidad acordaron y llegaron al entendimiento de que el Padre debería ser la representación de la autoridad; pero si solamente existiera la autoridad y no la sumisión, la autoridad no podría ser establecida, debido a que la autoridad no existe aisladamente. Por eso, es necesario que exista la sumisión en el universo. Dios creó dos clases de criaturas en el universo. La primera fueron los ángeles: espíritus. La segunda fue el hombre: almas. Dios, en Su presciencia, sabía que los ángeles se rebelarían y que el hombre fracasaría. La autoridad de Dios no podía ser establecida sobre los ángeles ni sobre los descendientes de Adán. En la Deidad hubo una decisión armoniosa, la cual determinó que la autoridad debería establecerse primero en la Deidad. De ahí en adelante, hubo una distinción en la operación del Padre y del Hijo. Un día el Hijo voluntariamente se despojó a Sí mismo para llegar a ser un hombre creado, como representación de la sumisión a la autoridad … El hombre fue quien pecó y se rebeló. Por esa razón, solamente por medio de la sumisión de un hombre podía ser establecida la autoridad de Dios. Así que, el Señor vino a la tierra para llegar a ser un hombre y ser igual a una criatura en todo aspecto.
El nacimiento del Señor es la venida de Dios. Él no retuvo Su autoridad como Dios; antes bien, aceptó las restricciones humanas haciéndose hombre, incluso las restricciones de un esclavo. Éste fue un paso muy arriesgado que dio el Señor, pues una vez que se despojó de la forma de Dios, existía la posibilidad de que no pudiese regresar como un hombre. Si no se hubiera sometido, solamente podría reclamar la forma divina de Su deidad en Su posición de Hijo. Pero en ese caso, el principio rector de sumisión habría sido quebrantado para siempre. Cuando el Señor se despojó sólo tenía dos maneras para poder regresar. Una consistía en ser un hombre apropiado que se sometiera de manera absoluta, sin reservas o rastro de rebelión, siendo obediente paso a paso, y que permitiría que Dios lo llevara de regreso y designara como Señor. Pero si ser un esclavo hubiera sido muy difícil para Él, si las debilidades y las limitaciones de la carne hubieran sido demasiado para Él y si la sumisión hubiera estado más allá de Su alcance, la única manera de regresar habría sido por la fuerza, valiéndose de la autoridad y la gloria de Su deidad. Pero nuestro Señor rechazó este camino, el cual no tenía la intención de tomar. Él determinó en Su corazón sujetarse al camino de sumisión hasta la muerte. Debido a que se despojó a Sí mismo, no podía llenarse otra vez por Su cuenta. Él jamás vaciló en Su mente … Antes de regresar, Él completó el camino de ser obediente hasta la muerte manteniéndose en la posición de hombre. (La autoridad y la sumisión, págs. 43-45)
Lectura adicional: La autoridad y la sumisión, cap. 5