VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 2
Llevar la vida del reino
al vivir una vida escondida
Versículos relacionados
Salmos 42:7
7 Un abismo llama a otro abismo / ante el sonido de Tus trombas marinas; / todas Tus ondas y Tus olas / pasan sobre mí.
Isaías 37:31
31 Y el remanente de los que hayan escapado de la casa de Judá volverá a echar raíces abajo y dará fruto arriba.
Hechos 6:7
7 Y crecía la palabra de Dios, y se multiplicaba grandemente el número de los discípulos en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Hechos 12:24
24 Pero la palabra de Dios crecía y se multiplicaba.
Hechos 19:20
20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.
Mateo 13:20-21
20 Y el que fue sembrado en los pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, y al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, en seguida tropieza.
Lectura relacionada
Solamente el llamado que proviene de las profundidades puede provocar una respuesta en las profundidades [Sal. 42:7]. Nada superficial puede tocar las profundidades; y nada superficial puede tocar las partes internas; sólo el abismo responde al abismo … Las otras personas pueden tener una respuesta en lo profundo de su interior únicamente a aquello que procede de lo profundo de nuestro interior … Si algo no procede desde las profundidades, la ayuda que recibimos es simplemente superficial. Tenemos que ver lo importante que son las profundidades; lo que no provenga de las profundidades jamás alcanzará las profundidades de otros. Si la profundidad de nuestro interior no recibe ayuda ni beneficio, nunca tendremos nada que brote de él. Si queremos ayudar espiritualmente a alguien, algo debe brotar desde nuestras profundidades. Si no cavamos profundo en nuestro interior, nunca podremos ganar a otros. A menos que nuestras palabras procedan de nuestras profundidades, no tocaremos las profundidades de otros, incluso si logramos ganar sus emociones y pensamientos y hacemos que lloren, se alegren o se conmuevan por un periodo de tiempo. Solamente un abismo llama a otro abismo. (Un abismo llama a otro abismo, págs. 1-2)
En la parábola que el Señor habló en cuanto al sembrador encontramos un principio que debemos seguir cuando predicamos o recibimos la palabra. Cuando el sembrador salió a sembrar, unas semillas cayeron junto al camino, otras en los pedregales, otras entre los espinos y otras en buena tierra. Vemos aquí cuatro maneras diferentes en que el hombre recibe la palabra. El Señor Jesús nos dice que entre estas diferentes condiciones hay una que es los pedregales. Allí hay tierra en la superficie, pero debajo de la tierra hay piedras. Cuando la semilla cae en esta clase de terreno, brota rápido, pero en cuanto sale el sol, se seca porque no tiene raíz.
¿Qué es la raíz? Es el crecimiento que ocurre debajo de la tierra. ¿Qué son las hojas? Son el crecimiento que ocurre por encima de la tierra. En otras palabras, las raíces son la vida escondida, mientras que las hojas son la vida manifiesta. El problema con muchos cristianos es que, a pesar de que hay mucha vida aparente, hay muy poca vida secreta. En otras palabras, están carentes de una vida escondida … Si toda su vida espiritual está al descubierto, entonces usted no tiene raíces … Si todas sus experiencias son manifestadas, entonces todo su crecimiento es arriba; no hay crecimiento abajo. Si éste es el caso, usted es una persona que sólo tiene hojas sin raíces, y usted se encuentra en un terreno poco profundo.
En nuestra vida cristiana necesitamos aprender lo que significa el Cuerpo de Cristo; debemos aprender a llevar la vida del Cuerpo. Por otro lado, debemos saber que la vida que el Señor le da a cada miembro de Su Cuerpo es distintamente individual. Por ello, usted debe guardar en secreto lo que le ha sido medido a usted personalmente; de no ser así, esa porción perderá su carácter específico, y no podrá ser útil para Dios. Si usted pone al descubierto aquello que se le ha encomendado específicamente, se marchitará.
El mensaje que el Señor Jesús dio en el monte fue extraordinario. Por un lado, Él dijo: “Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” (Mt. 5:14). Es algo totalmente al descubierto. Por otro, dijo: “Cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; … cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto” (6:3-4, 6). Esto indica que, por un lado, si usted es cristiano, debe confesar su fe de forma pública; por otro, ciertas virtudes cristianas se deben guardar de la vista pública. El cristiano que exhibe públicamente todas sus virtudes ante los hombres y que no tiene nada en lo profundo de su ser, no tiene raíz alguna; él no podrá estar firme el día que venga la prueba y la tentación … Que Dios obre en nosotros para que podamos echar raíces abajo. (Un abismo llama a otro abismo, págs. 2-5)
Lectura adicional: Watchman Nee, Un abismo llama a otro abismo (folleto); CWWN, t. 38, cap. 6