jueves (Thursday)

VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 2

 Llevar la vida del reino
al vivir una vida escondida

Versículos relacionados
Isaías 45:15
15 Verdaderamente Tú eres un Dios que se esconde, / oh Dios de Israel, el Salvador.

1 Reyes 19:12
12 Y tras el terremoto, un fuego, mas Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego, una voz apacible y suave.

Juan 20:14-17, 24-29
14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si Tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo en hebreo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre; mas ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios.
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no veo en Sus manos la marca de los clavos y no meto mi dedo en la marca de los clavos, y mi mano en Su costado, no creeré jamás.
26 Ocho días después, estaban otra vez Sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira Mis manos; y acerca tu mano, y métela en Mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
29 Jesús le dijo: Porque me has visto, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Lectura relacionada
[Los hijos de Dios] lo conocen como el Todopoderoso, como el Justo, como Aquel que está lleno de gracia y compasión, pero no lo conocen como Aquel que se esconde.

[La afirmación que Isaías hace en Isaías 45:15] es sumamente enfática. Él no habla con palabras vacías, fruto de su propia imaginación, sino que su afirmación está basada en una acumulación de hechos. Él ha observado esos hechos, estudiado esos hechos y entonces ha llegado a su conclusión: “Tú eres un Dios que se esconde, / oh Dios”. Lo que él ha visto acerca de los hechos de Dios, lo que ha observado que le sucede a Israel bajo la mano de Dios, lo que ha contemplado de las experiencias del pueblo de Dios: todas estas observaciones han obligado al profeta a reconocer que Dios es un Dios que se esconde. ¿Por qué llegó Isaías a esta conclusión? … Fue debido a que Dios hizo innumerables cosas en medio de los hijos de Israel e innumerables cosas en sus vidas personales, pero Él se ocultó. Él obraba sin cesar, pero siempre estaba escondido. Muchas cosas eran hechas por Él, pero los israelitas ignoraban completamente quién era el hacedor. Entonces un día Isaías exclamó: “Verdaderamente Tú eres un Dios que se esconde, / oh Dios”. (CWWL, 1956, t. 2, “A God Who Hides Himself”, pág. 3)

Nuestras personalidades son diametralmente opuestas a la personalidad de Dios. A Él le gusta ocultarse, pero a nosotros nos gusta ser vistos. Él no ansía las manifestaciones externas, pero nosotros no podemos estar contentos sin ellas.

“Elías era hombre de sentimientos semejantes a los nuestros” (Jac. 5:17), y él no pasó esta prueba. Dios obviamente estaba con él en el monte Carmel, pero cuando Dios retuvo Su presencia manifiesta, Elías no lo pudo soportar. Él se deprimió y entró en una cueva. Cuando Dios le preguntó: “¿Qué haces aquí?”, Él respondió: “He tenido muchos celos por Jehová, el Dios de los ejércitos, pues los hijos de Israel han abandonado Tu pacto, han derribado Tus altares y han matado a espada a Tus profetas; he quedado yo solo, y procuran quitarme la vida” (1 R. 19:9-10). Dios conocía la dificultad de Elías; Dios sabía que Elías quería que Él fuera un Dios que se manifiesta; él no había comprendido que Dios es un Dios que se esconde. Así que Dios le dio una demostración. Allí se levantó “un viento grande y poderoso” (v. 11). Elías pensó que el Señor está en el viento. Pero “Jehová no estaba en el viento” (v. 11). Al viento le siguió un terremoto. Elías pensó que sin duda el Señor está en esto. Pero “Jehová no estaba en el terremoto” (v. 11). Luego vino un fuego, y Elías pensó que el Señor es fuego consumidor, que Él estará en el fuego. Pero “Jehová no estaba en el fuego” (v. 12). Después del fuego vino una voz apacible y suave: y el Señor estaba allí (v. 12). Elías le dijo: “He quedado yo solo” (v. 14), pero el Señor le respondió muy apaciblemente: “Hay siete mil personas que no se han postrado ante Baal. Elías, Yo me escondo; tú no sabías que Yo había reservado esas siete mil almas” (cfr. v. 18). Elías había considerado únicamente lo que podía ver, pero Dios es un Dios que se esconde … Él se había reservado siete mil personas que no habían doblado la rodilla delante de Baal, pero la actividad de Dios estaba tan escondida que ni siquiera el profeta Elías sabía algo al respecto.

Si usted estudia las Escrituras con detenimiento, verá que Dios tiene la clase de temperamento que no le gusta la ostentación. A Él le gusta obrar en secreto en vez de hacerlo públicamente. Él creó el universo y luego se escondió en él, a tal grado que no sabemos dónde encontrarlo. Él estableció Su morada en un hombre, pero … ni siquiera Sus discípulos, durante los tres años y medio que pasaron en Su compañía, llegaron a tener un verdadero conocimiento de Él. Todo esto nos dice que Él se escondía continuamente. Él se manifestaba por un momento y luego se ocultaba de nuevo. (CWWL, 1956, t. 2, “A God Who Hides Himself”, págs. 3-4, 6-7)

Lectura adicional: A God Who Hides Himself (folleto)

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