miércoles (Wednesday)

VIVIR EN LA REALIDAD DEL REINO DE DIOS – Semana 5

Vivir bajo la soberanía de Dios
y según la misericordia de Dios

Versículos relacionados
Mateo 9:13
13 Id, pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero, y no sacrificio”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Hebreos 4:16
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Lucas 15:20, 22-24
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a compasión, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó afectuosamente.
22 Pero el padre dijo a sus esclavos: Sacad pronto el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y sandalias en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y regocijémonos;
24 porque este mi hijo estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y ha sido hallado. Y comenzaron a regocijarse.

Mateo 12:7
7 Y si supieseis qué significa: “Misericordia quiero, y no sacrificio”, no condenaríais a los que no tienen culpa;

Oseas 6:1
1 Venid y volvamos a Jehová, / pues Él nos ha desgarrado, mas nos curará; / nos ha herido, pero nos vendará.

Lectura relacionada
La misericordia es el atributo de Dios que llega más lejos. La misericordia va aún más lejos que la gracia. El amor de Dios no llega tan lejos como Su gracia, y Su gracia no llega tan lejos como Su misericordia. Si me encuentro en una buena condición y mi posición es igual a la suya, cuando usted me hace un regalo, eso es gracia. Pero si me encuentro en una condición lamentable y mi posición está muy lejos de la suya, cuando usted me da algo, eso es misericordia. Si vengo a usted como su querido amigo y usted me da un regalo, eso es gracia; pero si soy un mendigo pobre e inmundo, incapaz de hacer nada por mí mismo, y usted me da un regalo, eso es misericordia … La gracia sólo llega a una situación que corresponda a la gracia; pero la misericordia va mucho más lejos, pues llega a una situación que es deficiente e indigna de recibir gracia. Según nuestra condición natural, estábamos muy lejos de Dios, pues éramos totalmente indignos de recibir Su gracia; únicamente podíamos recibir Su misericordia. (La conclusión del Nuevo Testamento, pág. 102)

Es la misericordia de Dios la que llegó hasta nosotros. Ninguno de nosotros estaba en una condición que correspondiera a Su gracia. Estábamos en una condición de extrema deficiencia y muy lamentable, por lo cual era necesaria que la misericordia de Dios llegara hasta nosotros en nuestra condición caída. La misericordia de Dios nos ha introducido en Su gracia. ¡Cuánto necesitamos comprender esto y adorar a Dios por Su misericordia! Incluso ahora, después de ser salvos y tener parte en las riquezas de la vida de Dios, nosotros todavía, en cierto modo, estamos en una condición que requiere que la misericordia de Dios nos alcance. Ésta es la razón por la cual Hebreos 4:16 dice que primero debemos recibir misericordia, y entonces podremos hallar gracia para el oportuno socorro. ¡Oh, cuánto necesitamos la misericordia de Dios! … Siempre es la misericordia de Dios la que nos hace aptos para participar en Su gracia.

Nuestro concepto es que aquel que quiere obtendrá lo que quiere obtener y que aquel que corre logrará aquello en pos de lo cual corre [cfr. Ro. 9:16]. Si éste es el caso, entonces la selección de Dios sería determinada por nuestro esfuerzo y labor. Pero no es así. Por el contrario, la selección de Dios es de Dios que tiene misericordia. No es necesario querer ni correr, pues Dios tiene misericordia de nosotros. Si conocemos la misericordia de Dios, no pondremos nuestra confianza en nuestros esfuerzos; tampoco nos sentiremos decepcionados por nuestros fracasos. La esperanza que tenemos ante nuestra condición miserable estriba en la misericordia de Dios.

Romanos 11:32 dice: “Porque Dios a todos encerró en desobediencia, para tener misericordia de todos”. La desobediencia del hombre le da una oportunidad a la misericordia de Dios, y la misericordia de Dios trae salvación al hombre. ¡Cuán maravillosa es la misericordia de Dios!

La misericordia de Dios y Su gracia son ambas la expresión de Su amor. Cuando estamos en una condición lamentable, Su misericordia nos alcanza y nos lleva a un estado donde Él puede mostrarnos Su favor con Su gracia. Lucas 15:20-24 dice que cuando el padre vio regresar al hijo pródigo, tuvo compasión de él. Ésta es la misericordia más profunda, una expresión del afectuoso amor del padre. Después, el padre vistió a su hijo con el mejor vestido y lo alimentó con el becerro gordo. Ésta es la gracia, la cual también manifiesta el amor del padre. La misericordia de Dios llega más lejos que Su gracia, cerrando la brecha que había entre nosotros y la gracia de Dios.

Con frecuencia, debido a nuestra condición lamentable, debemos recibir misericordia antes de poder hallar gracia. Venimos al trono de la gracia (He. 4:16) como mendigos, de cierto modo en la misma condición en que estaba el hijo pródigo al regresar a su padre … Cuando venimos al trono de la gracia, tal vez tengamos el sentir de que estamos en un estado lastimoso y digamos: “Padre, no soy digno de nada”. Pero el Padre tal vez nos responda: “No eres digno, pero Yo soy misericordioso. Mi misericordia llega hasta donde tú estás y te hace apto para recibir mi favor. Mi misericordia hace que Yo llegue a ti y te vista con el mejor vestido”. La misericordia de Dios siempre está disponible para nosotros. (La conclusión del Nuevo Testamento, págs. 102-104)

Lectura adicional: La conclusión del Nuevo Testamento, mensajes 10—11

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