lunes (Monday)

La preparación de la novia – Semana 1

La novia: la meta del recobro del Señor

Versículos relacionados
Mateo 25:6
6 Y a la medianoche se oyó un grito: ¡He aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!

2 Corintios 11:2
2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

Génesis 1:26
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos, sobre el ganado, sobre toda la tierra y sobre todo lo que se arrastra sobre la tierra.

Marcos 12:30
30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.

Efesios 3:14-19
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder *en el hombre interior por Su Espíritu;
17 para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
18 seáis plenamente capaces de aprehender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la altura y la profundidad,
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Lectura relacionada
En 1 Corintios 2:9 Pablo dice: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. Para comprender las cosas profundas y escondidas que Dios dispuso y preparó para nosotros y también para participar en ellas, se requiere que no sólo creamos en Él, sino que también lo amemos. Temer a Dios, adorarlo y creer en Él (es decir, recibir a Dios) no es suficiente; amarlo es el requisito imprescindible. Amar a Dios significa centrar todo nuestro ser —espíritu, alma y cuerpo, junto con el corazón, el alma, la mente y las fuerzas (Mr. 12:30)— totalmente en Él, es decir, dejar que todo nuestro ser sea ocupado por Él y se pierda en Él, de modo que Él llegue a ser todo para nosotros y nosotros seamos uno con Él de un modo práctico en nuestra vida diaria. De esa manera tenemos la comunión más cercana y más íntima con Dios y podemos entrar en Su corazón y aprehender todos los secretos de éste (Sal. 73:25; 25:14). De esta manera, no sólo comprendemos, sino que también experimentamos, disfrutamos y participamos plenamente de las cosas profundas y escondidas de Dios. (Estudio-vida de 1 Corintios, pág. 144)

Si usted ha entrado en el pensamiento profundo de la Biblia, se dará cuenta de que la Biblia es un romance, en el sentido más puro y santo, de una pareja universal.

El varón de esta pareja es Dios mismo … Este Dios mismo, después de pasar por un largo proceso, ha resultado en Cristo como Novio.

La mujer de esta pareja es un ser humano corporativo, el pueblo redimido de Dios, que incluye a todos los santos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Después de un largo proceso, esta persona corporativa tiene por resultado la Nueva Jerusalén como novia.

A lo largo del Antiguo Testamento, este romance santo es revelado en repetidas ocasiones … En varias ocasiones … Dios se refiere a Sí mismo como Esposo, y a Su pueblo como Su esposa (Is. 54:5; 62:5; Jer. 2:2; 3:1, 14; 31:32; Ez. 16:8; 23:5; Os. 2:7, 19) … Muchas veces los profetas se refirieron a Dios como Esposo y a Su pueblo como esposa. En términos humanos, siempre pensamos de manera religiosa que Dios es el Todopoderoso, por lo cual nos sentimos constreñidos a adorarlo. Pero díganme los hermanos casados, ¿es eso lo que esperan de sus esposas? Supongamos que su esposa tuviera el concepto de que usted es un ser enorme, un gigante, y por eso se le acercara con una actitud de adoración, inclinándose y arrodillándose para adorarlo. ¿Qué le diría usted? Seguramente le diría: “Querida esposa, no hagas tonterías. No necesito a alguien que me adore de esa manera, sino a una querida esposa que me abrace y me bese. Si tan sólo me dieras un besito, me elevaría por el aire”. Ciertamente nuestro Dios es el Dios todopoderoso, y nosotros Sus criaturas debemos adorarlo; muchos versículos de la Biblia nos hablan de esta clase de adoración a Dios. Sin embargo, ¿nunca ha leído en los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Oseas, que Dios desea ser un esposo? En la antigüedad el pueblo de Dios edificó el templo y estableció un sistema de adoración que incluía el sacerdocio y los sacrificios. Cierto día Dios intervino y habló por medio del profeta Isaías, diciendo: “Estoy cansado de esto. Estoy agotado de sus sacrificios. Quiero su amor. Yo soy su Esposo y ustedes deben ser Mi esposa. Deseo tener una vida matrimonial. Estoy solo, los necesito. Los necesito a ustedes Mi pueblo escogido, para que sean Mi esposa”.

El Cantar de los Cantares es mucho más que un romance; es un romance maravilloso … el cual habla de dos personas enamoradas … En El Cantar de los Cantares vemos a una mujer que está enamorada de un hombre y exclamando: “¡Que me bese con los besos de su boca! De esto tengo sed”. Inmediatamente su amado se le acerca, y ella deja de hablar acerca de su amado y empieza a dirigirse directamente a él (1:2-3): “Tu nombre es dulce y mejores son tus amores que el vino. Atráeme, amado mío. No me des enseñanzas, atráeme hacia Ti. No necesito un pastor ni un predicador; no necesito a un anciano ni a un apóstol; necesito que me atraigas. Atráeme; en pos de ti correremos”. ¡Qué romance! (Estudio-vida de Romanos, págs. 1-4)

Lectura adicional: Estudio-vida de Romanos, mensaje 1

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